miércoles, 7 de septiembre de 2016

El derecho a saber qué estamos comiendo

El correcto etiquetado de los alimentos, es una manera de que los consumidores obtengan información sobre lo que compran y puedan evitar, por ejemplo, reacciones alérgicas innecesarias. Al respecto, opinó para Télam Graciela Cousinet, Diputada Nacional por Mendoza del bloque Libres del Sur y autora de un proyecto que se debate en la Cámara Baja sobre la correcta información en las etiquetas.

Resultado de imagen para etiquetas alimentosDesde hace tiempo distintas entidades de referencia mundial en el ámbito de la salud vienen alertando respecto del aumento del sobrepeso y la obesidad, problemáticas asociadas al riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes, entre otras. Lo alarmante es que el crecimiento se da principalmente en la población infantil.

La Fundación Interamericana del Corazón, Argentina, señala que según la Encuesta Mundial de Salud Escolar realizada en nuestro país en 2012, en los últimos cinco años en el grupo de adolescentes de 13 a 15 años, aumentó el sobrepeso del 24,5% al 28,6% y la obesidad pasó del 4,4% al 5,9%. También que la mitad de los estudiantes de esa edad consume 2 o más bebidas azucaradas por día, y que en sólo 1 de cada 4 escuelas se ofrecen frutas y verduras en los kioscos.

Problemática que se agrava en el eslabón más débil: los sectores más humildes de la sociedad. Un estudio del Instituto de Investigación Económica y Política Ciudadana, realizado en mayo de este año en merenderos y comedores comunitarios que funcionan en 15 distritos del Conurbano Bonaerense, reveló que cerca del 45% del total de niños y niñas de entre 2 y 12 años de edad presentan malnutrición, siendo el sobrepeso y la obesidad la principal deficiencia: entre el 38 y 32% del total, respectivamente.

Son datos que demandan con urgencia políticas públicas que permitan avanzar hacia una alimentación mas saludable, tal como viene sucediendo en Latinoamérica, como el caso de Ecuador, Chile, Paraguay y Brasil. Se trata de regular este universo de la producción, comercialización y consumo de alimentos, tan vinculado con la vida humana, como atravesado por grandes intereses económicos. Algunos países van avanzando de la mano de la educación y la concientización, con una variedad de instrumentos.

Entre ellos, el etiquetado o rotulado de los alimentos, que permite un derecho básico para nuestra salud: sabér qué estamos comiendo.

En nuestro país, desde 2014 rige un tope en los alimentos industrializados para el contenido de grasas trans, reconocidas mundialmente como nocivas para la salud; la norma dispone también la discriminación de los distintos tipos de grasas en la información obligatoria que debe figurar en la etiqueta de los alimentos. Fue un paso importante, que demuestra que es posible avanzar con otro de los componentes claves que inciden en el sobrepeso y la obesidad infantil, como es el contenido de azúcares totales. Esto permitiría advertir la presencia de azúcares añadidos, y principalmente del jarabe de alta fructosa de maíz, presente en muchos alimentos ultraprocesados que consumimos, muy cuestionado por nutricionistas en todo el mundo.

Lógicamente la eficacia de este instrumento, como es el etiquetado, sólo es posible de la mano de una educación para la alimentación saludable, que permita que la gente pueda cumplir un rol activo en el control de estas medidas, y que el Estado brinde la mayor cantidad de herramientas posibles para que al menos en la población infantil, al momento de elegir los productos la primera opción sea la saludable.

Junto con distintos profesionales de la salud, en especial de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición, estamos trabajando en un proyecto de ley para el etiquetado de alimentos, que incorpora en la información obligatoria en la etiqueta de los alimentos, además del total de grasas, la discriminación del total de azúcares que contienen, además de incorporar de manera visible una leyenda que advierte los riesgos para la salud a partir de su consumo. El proyecto además extiende la advertencia a todo tipo de publicidad del producto, priorizando aquella destinada a la población infantil.

Esperamos que el Congreso Nacional asuma el debate de éste y demás proyectos vinculados, como un aporte en el camino hacia una vida mas sana, que nos debemos para nosotros y nuestras futuras generaciones.

Fuente: Télam

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